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“El hockey es parte de nuestro día a día y la Scotiabank Arena es como una casa”. Así, con un gran sentido de propiedad se refirió Javier Álvarez, un ciudadano nacido en Colombia pero que desde hace 15 años vive en Toronto con su familia y su nueva ubicación, le permitió estar en el fin de semana del Juego de Estrellas. 

“Los Maple Leafs son el primer equipo y luego en segundo puesto están los Blue Jays ahora en el béisbol. Ahora gente que viene de afuera de la ciudad puede tener una idea de cómo se vive el hockey aquí. Yo tuve la oportunidad de ir a un partido eso bastó para entender lo grande que es el juego acá, ahora es cotidiano ver todo lo que muchos están viendo en este fin de semana”. 

Catalina Álvarez, quien era una niña pequeña cuando llegó a Toronto, ha crecido en una ciudad cuya pasión por el hockey va más allá de los resultados. “Los Leafs han tenido años malísimos pero eso no importa, la gente los ama. Le digo que para nosotros ver la Scotiabank Arena llena y con mucha gente alrededor es genial, mucho más porque es algo regular”. 

La popularidad y alcance de los Toronto Maple Leafs quedo evidenciada entre los aficionados hispanos, pues la camiseta más popular que se apreció en las calles fue la del delantero estrella y de raíces mexicanas, Auston Matthews, cuya participación en la Competencia de Habilidades, fue capturada en el idioma español.

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Presencia sudamericana

Las instalaciones del Metro Toronto Convention Centre fueron transformadas en una representación colorida del Juego de Estrellas, decorada con múltiples actividades, incluyendo algunas pistas improvisadas para que los asistentes pudieran emular algunas de las pruebas de la Competencia de Habilidades, como por ejemplo el Tiro Más Potente.

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Justamente en esa área Carlos DeJesus, un joven venezolano, enamorado del hockey, registró un tiro a una velocidad superior a las 50 millas por hora. “Me estoy divirtiendo al máximo, porque me atrevo a decir que la experiencia de estar en un evento creado sólo para los aficionados, supera incluso a la de estar en la arena, porque aquí hay muchas más cosas por hacer. La liga ha hecho una trabajo increíble con estos eventos alrededor del Juego de Estrellas”. 

DeJesus conoció el hockey a los cuatro años y luego a los 10, comenzó a trabajar para desarrollar sus habilidades como portero, posición que hoy desempeña a nivel AAA, la principal categoría en la rama juvenil. “Nada está garantizado, a través del hockey, Dios me ha mostrado valores y ha enseñado a ser humilde. Es una enseñanza de vida para tener en cuenta”.

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Si bien el epicentro de los eventos del fin de semana del Juego de Estrellas ha sido la Scotiabank Arena, las actividades para los aficionados en el Centro de Convenciones sirvieron para conectar a los aficionados de una comunidad diversa de Toronto, que de acuerdo a un censo reciente del gobierno canadiense supera los doscientos mil habitantes, entre ellos más de ocho mil venezolanos como la señora Ana Quijada, que creció viendo béisbol y ahora ha incorporado al hockey entre sus gustos deportivos. 

“He aprendido con los años. Y sin faltar el respeto a los demás países, aquí en Canadá es donde se juega el verdadero hockey. Cuando voy a los juegos de mi hijo en Estados Unidos me molesta mucho los cambios de regla y tanta interrupción por las llamada de ‘Icing’ (partido se detiene brevemente), incluso cuando un equipo que está en desventaja de jugadores, despeja el disco. Aquí, nos basamos en las reglas de la NHL y eso es genial porque los niños aprenden a jugar siguiendo a la principal liga del mundo”.

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Capturando nuevos aficionados

Tras una caminata de aproximadamente 20 minutos entre la Scotiabank Arena hacia el lado norte de la ciudad, se llega a la plaza Nathan Square, decorada con los colores, logos e imágenes promocionales del Juego de Estrellas. No obstante, la principal atracción es la gigantesca pista de hielo en la que miles de personas han tenido la oportunidad de patinar de forma gratuita. 

“Estoy teniendo uno de los mejores fines de semana de mi vida”. Señaló Victoria Oliveros, joven de 16 años que reside en los Estados Unidos y nunca ha jugado hockey, pues se dedica a la música en adición a sus estudios de escuela secundaria. “Me encanta cómo la NHL ha podido organizar estas actividades, porque yo sé que todo el mundo quiere ver a los jugadores y sí, sería divertido, pero en lo particular, la liga ganó una nueva aficionada en mí, no por las estrellas sino por la inclusión que ha demostrado en estos días. Nunca había patinado tanto en mi vida y ahora, gracias a esto, cuando regrese a casa, estaré más pendiente de los partidos de hockey”. 

Desde la tarde del jueves había una gran expectativa en Toronto en torno a la realización del Draft de Jugadores, siendo la actividad que inició la edición 2024 del Juego de Estrellas. No obstante, turistas y residentes hispanos que llegaron a la ciudad aprovecharon este partido para conectar fuera del hielo. 

“Lo mejor de todo es estar aquí con mí familia.” Aseguró Alejandro Almenar, de origen puertorriqueño y que se desempeña como editor de videos. “Amo este deporte, pero mucho más, amo el hecho de que estoy trabajando en la cobertura del Juego de Estrellas, sabiendo que afuera está mi esposa y mis hijos divirtiéndose con un sinfín de opciones, eso es un mérito grande para la NHL, por el que estoy muy agradecido, porque la mayoría de las veces, cuando me toca cubrir eventos deportivos, todo es muy solitario y la comunicación con mis seres queridos se limita a una llamada telefónica, éste no ha sido el caso, gracias a Dios”.

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