No son rivales divisionales, ni siquiera se han enfrentado alguna vez en una Final de la Stanley Cup, sus sedes no son geográficamente cercanas, ni remotamente, como para encajar en algún tipo de rivalidad, pero los Calgary Flames y los Columbus Blue Jackets estarán eternamente ligados por la presencia y el paso de Johnny Gaudreau, cuya existencia y la de su hermano Matthew fue trágica y abruptamente interrumpida en agosto pasado.
La noche del martes en el Scotiabank Saddledome el juego entre Flames y Calgary no fue uno más en los respectivos calendarios de ambos equipos, fue algo así como el ‘Johnny Gaudreau Classic’ o la ‘Johnny Gaudreau Memorial Cup’, con imágenes que tocaron las fibras más sensibles hasta de aquellos quienes puedan presumir de ser ecuánimes en todo momento.
“Hubo muchas emociones”, dijo el capitán de los Flames, Mikael Backlund. “Estábamos muy emocionados de ver a la familia, pero también muy tristes. Es una tragedia. Son tantas emociones encontradas; es la primera vez que me enfrento a esto. Siempre es bueno tener compañeros de equipo que también fueron cercanos a Johnny, con quienes podemos compartir historias y conectarnos entre nosotros”.
Previo al inicio del juego se proyectó un emotivo video, satinado por las notas musicales de del cantante de música country George Canyon y con un montón de imborrables recuerdos del paso de Johnny no solo como jugador sino como hijo adoptivo de Calgary, el cual sirvió de preámbulo para un juego que fue duro de jugar para ambos equipos desde el punto de vista emocional. Los rostros desencajados en el hielo y en las gradas fueron inevitables.