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Florida lo consiguió. Treinta años después de su inauguración, los Panthers obtuvieron la primera Stanley Cup en su historia, después de una sufrida final en la que si bien llegaron a tener ventaja de tres juegos sobre los Edmonton Oilers, el club canadiense remontó tal diferencia y no fue sino hasta el séptimo partido, cuando los dirigidos por Paul Maurice pudieron alcanzar la gloria.

La escena en la Amerant Bank Arena será inolvidable: Aleksander Barkov levantando la copa frente a casi 20 mil aficionados que esperaron tres décadas por este momento, superando el mal sabor de las finales de 1996 y 2023, así como el suspenso del duelo ante los Oilers.

Fue un camino de muchos altibajos para llegar hasta este punto, especialmente durante el proceso de reconstrucción, que incluyó varios ajustes sobre la marcha, que culminaron en este primer campeonato. Desde firmas arriesgadas en la agencia libre, cambios inesperados, selecciones oportunas en el Draft y decisiones puntuales en las oficinas, los Florida Panthers superaron numerosas dificultades para alzar la ansiada Copa.

Pero al ir mucho más atrás, este club ha tenido una historia fascinante, partiendo desde su fundación en 1993. Es una historia que parece dividirse en tres partes, con las últimas dos un tanto vinculadas. En la primera destacan esos primeros años, cuando sorprendieron al mundo del hockey al alcanzar la final de la Stanley Cup en 1996, en apenas su tercera temporada en la liga. Fue entonces cuando nació la historia de las hoy populares ratas.

Florida se corona tras llevarse el Juego 7

En octubre de 1995, en un partido contra los Calgary Flames, apareció una rata en el vestuario de los locales en la antigua Miami Arena. El capitán de entonces, Scott Mellanby, tomó un bastón y se deshizo del roedor. Ese día, el delantero anotó dos goles, lo que llevó al portero John Vanbiesbrouck a decir luego que el capitán había anotado una "Rata-Trick". Así nació la leyenda.

Meses más tarde, ratas de plástico inundaban el hielo de la Miami Arena, mientras el equipo se coronaba campeón de la Conferencia Este, dejando en el camino a los Boston Bruins, Philadelphia Flyers y Pittsburgh Penguins. Claro, al final fueron barridos en la Final de la Stanley Cup por el Colorado Avalanche. Pero todo esto dejaba un buen sabor de boca en los nuevos seguidores de los Panthers, con la confianza de que pronto regresarían a esa instancia. No fue así. Si bien el equipo clasificó a la postemporada en las dos siguientes campañas, Florida no ganaría una serie de playoffs en los próximos 26 años.

Después de la postemporada de 2000, los Panthers no clasificaron a los Playoffs de la Stanley Cup hasta 2012. Sin embargo, fue en la campaña de 2015-16 cuando los seguidores del sur de Florida empezaron a ilusionarse de nuevo. Fue en esa temporada cuando ganaron por primera vez la división. Y a pesar de que volvieron a tropezar en la primera ronda de la postemporada, se podían ver los cimientos de algo especial.

En aquel grupo, encabezado por el eterno Jaromir Jagr, ya con 43 años, estaba un joven de 20, Aleksander Barkov, en su tercera temporada en la NHL, luego de ser seleccionado en el Draft de 2013. También estaba Jonathan Huberdeau y un novato Aaron Ekblad.

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Ekblad había sido tomado en la primera selección del Draft del año anterior, en una clase del 2014 que terminaría siendo determinante para el campeonato de Florida. En el camino, los Panthers adquirieron vía cambio a Sam Reinhart y Sam Bennett — selecciones número dos y cuatro, respectivamente, de aquel Draft.

Esas dos adquisiciones fueron parte de un grupo conformado por firmas en la agencia libre, incluyendo la que quizás fue la más riesgosa de todas, la del portero Sergei Bobrovsky, un dos veces ganador del Trofeo Vezina con los Columbus Blue Jackets, que acordó un contrato por siete años y 70 millones de dólares con Florida antes de la temporada 2020-21.

Más de cuatro años más tarde, luego de varios altibajos en sus primeras campañas con los Panthers, puede que Bobrovsky haya solidificado su candidatura para una eventual exaltación al Salón de la Fama. Luego de perder la titularidad ante Alex Lyon a finales de la temporada regular pasada, Bobrovsky ha estado jugando a su mejor nivel, siendo pilar en los últimos dos Playoffs de la Stanley Cup, así como en la campaña regular 2023-24.

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Pero la mente maestra de la directiva del club llegó en el verano de 2020, cuando Bill Zito asumió las riendas de la gerencia general de los Panthers, donde evidentemente hizo un trabajo increíble para armar un roster capaz de alzar la Stanley Cup. Su movimiento de marca sucedió hace casi dos años, cuando sorprendió al mundo del hockey adquiriendo en un megacambio a Matthew Tkachuk desde Calgary, en un canje que incluyó a un favorito de la afición, Jonathan Huberdeau, quien venía de un año carrera en el que sumó 115 puntos.

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Claro, el resto de las piezas que acompañan al núcleo fueron llegando con el tiempo y por distintas vías, como Carter Verhaeghe, Evan Rodrigues vía la agencia libre, Anton Lundell vía el Draft y Brandon Montour, Eetu Luostarinen, Vladimir Tarasenko y otros vía cambios.

Ha sido un camino largo hasta llegar a un exitoso desenlace de tres períodos clave para Florida. Podría decirse que este campeonato es resultado de una construcción de casi 10 años, que además ha pasado por varios entrenadores, hasta finalmente llegar a Paul Maurice.

Eso, sin mencionar las decepcionantes eliminaciones recientes en los Playoffs de la Stanley Cup, instancia a la que han llegado cinco veces en fila, con lo que parece ser un grupo que, más allá del título, ha conseguido hacer realidad la visión original de los Florida Panthers, de ser un conjunto que pueda constantemente luchar por estar en lo más alto del hockey.

Y hoy, ahí es donde están, con su ansiada Stanley Cup.