La unidad que los Oilers tienen en el vestidor y que Skinner retrata de manera nítida, es una buena base para afrontar el Juego 5, a llevarse a cabo la noche del martes en la Amerant Bank Arena, un encuentro crucial en la serie y que solo presenta dos escenarios: la prolongación de la batalla o un nuevo campeón.
“Cuando llegué a dirigir a este equipo estaba abrumado, habría muchas cosas que pasaban por mi cabeza y con las que tenía que lidiar y familiarizarme, pero lo que sí pude notar es que había mucha frustración”, relata Kris Knoblauch, entrenador de los Oilers cuando asumió el cargo de entrenador a mediados de noviembre.
Y agregó Knoblauch: “Una de mis metas al llegar era hacer cambios en los sistemas, pequeños ajustes, pero una de mis metas principales era quitarles a los jugadores esa frustración y devolverles la confianza, haciendo que jugaran de la mejor manera que pudieran. Pero nunca dudaron acerca de si eran o no un buen equipo y si eran capaces de llegar aquí y esa es parte de la fe y la creencia que hay en nuestro vestidor”.
Los jugadores del equipo campeón de la Conferencia Oeste están plenamente conscientes de cuál es el estatus de la serie, pero el criterio de la confianza y de la creencia en poder superar los retos es uniforme, el grupo lo refleja en esa mentalidad, sin importar de quién se trate.
“Primero que todo, tenemos que tomas las cosas un día a la vez, y claro, tratar de aprovechar esa desesperación, es decir, vamos a jugar el quinto partido de la Final de la Stanley Cup, ¿no sé qué pueda ser más motivante que eso?”, comentó el defensa de Edmonton Darnell Nurse. “Desde luego, en la posición en la que nos encontramos, sabemos que tenemos mucho trabajo por hacer, más aún si ves el cuadro completo, pero en nuestro grupo sabemos que lo tenemos que tomar un día a la vez, eso hemos aprendido y en eso se sustenta nuestra creencia esta temporada”.
Si los Oilers acaban sucumbiendo el martes por la noche ante los Panthers podría no ser el fin del mundo para ellos y, por el contrario, podrían utilizar a su rival como un ejemplo a seguir y volver a intentarlo de nuevo con algo que no se compra en ninguna tienda: la experiencia. No obstante, Edmonton se aferrará a seguir creyendo hasta que el reloj marque cero o cuando el siguiente partido concluya.