“Me remonto a aquella tarde del verano pasado cuando me llegó la oferta y decidí tomar este trabajo. Le dije a mi esposa que estos chicos son diferentes, hay una cultura increíble que aprecia al jugador como ser humano, antes de hacerlo como atleta. Se tratan con cariño, con respeto y no tiene que ver con el tiempo que lleven juntos, porque en esta temporada incorporamos nueve jugadores nuevos y el grupo pareciera que estuviese junto por 10 años”.
En tal sentido, Maurice destacó la unidad de todo el grupo ante la adversidad. Y es que no solo habían sido 26 años de sequía, sino también, el hecho de que durante la final contra Edmonton, los Panthers vieron desaparecer una ventaja de 3-0, hasta que finalmente pudieron completar el objetivo en el Juego 7.
“Fue una copa ganada al estilo de los Panthers, es decir, de forma trabajada. Nada ha sido fácil para nosotros, desde perder en la final del año pasado (Vegas Golden Knights), hasta estos últimos días, de verdad que fue difícil. Pero así son las cosas, tuvimos que perder tres juegos seguidos, para poder aprender a ganar cuatro”. Enfatizó Maurice.
Vínculo imborrable
En el año 2009, los Florida Panthers contaron con la décimo cuarta selección en el Draft de la NHL y se decantaron por el defensa Dmitry Kulikov, quien luego pasó los primeras siete temporadas de su carrera con la franquicia, antes de llegar a los Buffalo Sabres, con quienes disputó una campaña. Posteriormente, en 2017, el ruso arribó a las filas de los Winnipeg Jets donde conoció a Paul Maurice, quien era el entrenador del club canadiense.
La vida se encargó de colocar a Kulikov como agente libre y con el apoyo de Maurice, el defensa regresó a los Panthers, para en esta ocasión repartir la asistencia en el gol de Sam Reinhart que terminó sellando la victoria 2-1 sobre los Oilers, para ganar el campeonato. Tras la hazaña, el jugador hizo énfasis a la influencia de su entrenador.