Al no tener ningún interés en el patinaje artístico, el hockey empezó a llenarle el ojo, pero nunca se sintió cómoda al pensar que el deporte era totalmente ocupado por varones. Poco después, una sugerencia de su madre cambio su perspectiva al respecto.
"Siempre me gustó, pero no encontraba mi lugar", mencionó Hagerman. "Mi mamá me dijo que había unas niñas jugando, nunca me imaginé que había mujeres practicando este deporte".
María José empezó a sentirse en su zona de confort entrando a la pista con otras niñas, además de emocionarse por hacer lo que hacía su hermano. Tres años después, sin embargo, llegó una pausa en su trayectoria, debido a un viaje de intercambio estudiantil a Londres.
Al regresar, no tenía interés de regresar al hielo, hasta que un entrenador le preguntó a su madre si María José estaría interesada en jugar las olimpiadas nacionales, una opción que simplemente no podía desaprovechar. Además, se reencontró con una amiga que jugaba en el equipo Warriors, formado solo por niñas que tenían que enfrentarse a niños.
"En ese tiempo, muy pocas niñas jugaban y tenías que demostrar que eras lo suficientemente buena", declaró Hagerman. "Tenías que hacerte muy fuerte y dar tu máximo para probar que el hockey no era solo para niños".
Aquel equipo de Warriors termino convirtiéndose en la primera selección mexicana sub-18, donde María José representaría al país por primera vez en el Mundial de España en 2016.
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"Nunca había visto un equipo completo de niñas, nunca había visto a tantas niñas juntas en México (jugando hockey)", dijo. "Fue muy importante para nosotros integrar el primer sub-18 que participó en un Mundial".
Representando al Tri
Maria José siempre recordará su primer mundial sub-18, disputando los partidos en un amplio estadio y pasando momentos increíbles con sus amigas. Estadísticamente, ese torneo le dejó a la mexicana el "honor" de ser líder de la competencia en minutos en la congeladora.
"Siempre he sido súper aguerrida en los partidos, me enojo muy rápido", dijo Hagerman. "En un partido, me pongo en frente para bloquear el disco, mis amigas me dicen que yo era la que ocasionaba los tropezones (castigo de tripping)".
Después de aquella primera experiencia llegaron otros dos mundiales sub-18 y María José admite que el de 2017 fue el mejor individual y colectivamente hablando, al haberse disputado en la pista de la Universidad Intercontinental en su natal México.
Sus recuerdos mas grandes de ese torneo fueron haber remontado un 3-0 adverso para imponerse 4-3 a Kazajistán y ganar la medalla de plata en la división 1B.
Al haber acumulado otras condecoraciones como la mejor defensa del mundial sub-18 y medalla de bronce en la categoría 2B, Hagerman está enfocada ahora en ganarse un lugar en la selección mayor para el preolímpico rumbo a Beijing 2022. Este será su mayor reto en el hielo hasta el momento, buscando integrarse a un grupo de jugadoras que desde niña ha visto fomentar este deporte en su país.