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Cuando Gustavo Fernández llegó a los Estados Unidos en el año 2005, proveniente de Cuba, comenzó a labrar el camino para ofrecerle un futuro mejor a su esposa Larissa Cabrera y su hijo Gustavo Jr., quienes tuvieron que esperar un año para poder reunificarse en suelo estadounidense, sobreviviendo las dificultades políticas y sociales que afectan diariamente a la nación antillana.

En 2006, la familia empezó una nueva vida en el estado de Florida y tres años después, los Fernández dieron la bienvenida a Justin, cuyo nacimiento en el país norteamericano no le hizo ajeno a la cultura y tradición cubana, dentro de un hogar en el que premia la educación, así como el trabajo duro.

Desde su llegada a los Estados Unidos, Gustavo Fernández comenzó a seguir el hockey sobre hielo, durante un 2005 que vio el crecimiento de la popularidad de ese deporte en Florida, debido a que un año antes, el Tampa Bay Lightning se coronó campeón de la Stanley Cup tras vencer en siete cotejos a los Calgary Flames.

La familia se estableció en el área de Brandon, aproximadamente a 30 minutos de Tampa Bay, donde en medio del auge por el hockey, Gustavo Jr. comenzó a tomar un notable interés por aprender a patinar y cuando nació su hermano menor Justin, el hábito de ir a la pista se convirtió en quizás en la actividad favorita de los chicos.

Fue así como Justin Fernández comenzó a tener contacto con el hielo, simplemente acompañando a su hermano mayor y en perfecto español, el ahora joven de 15 años, recuerda aquellos momentos. “Mi papá me introdujo a este deporte, comencé patinando pero no sabía de qué se trataba pero me encantó porque me daba la sensación de estar libre, gracias a la velocidad que implicaba y desde chiquito siempre fui muy rápido”.

La libertad en el hielo, le abrió las puertas a ése niño, cuya madre, también hace mención a los primeros días. “Su hermano le enseñó lo básico para patinar, porque Justin quería entrar a la pista con Gustavo, pero no sabía patinar. Después de eso, lo inscribimos en clases y tras cuatro o seis semanas, un entrenador local se acercó a nosotros para sugerirnos que colocáramos a Justin en una liga de hockey recreacional porque estaba impresionado por su velocidad”.

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Rompiendo barreras

El campeonato de Tampa Bay en el 2004, abrió el camino para una nueva camada de jóvenes locales, quienes inspirados por el éxito de la franquicia, comenzaron a soñar con una carrera sobre el hielo. Justin Fernández, es otro testimonio de ello. “Jugué a nivel recreacional con un equipo que adoptó el nombre del Lightning y de allí, pasé a los Bulls, que ya eso implicó un salto a la categoría AA”.

Posteriormente, esa evolución llevó al joven al Tampa Bay Crunch, institución ubicada en el área de Wesley Chapel, un poco más retirada de la residencia de los Fernández y a la vez, con un calendario más exigente. “Llegué a ese equipo cuando inauguraron sus instalaciones”, recuenta un Justin quien nunca dejó de impresionar con su talento, en lo particular durante un torneo en el área de Niagara Falls en la Frontera de Nueva York con Canadá, cuando el 16 de febrero anotó cinco goles y agregó dos asistencias para totalizar siete puntos en un mismo juego.

Estaba claro que Fernández se encaminaba a un nivel superior y fue así cuando previo a la temporada 2022-23, decidió hacer las pruebas para el Florida Alliance Norte, un equipo compuesto por los mejores jugadores del estado y a la vez, el único conjunto local en la división AAA, es decir, la de mayor calidad.

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“Yo pensé que era algo imposible, el poder ver a Justin jugar para el Alliance”. Recuerda su madre, Larissa Cabrera. “Es un equipo muy difícil de hacer, pero la verdad es que Justin siempre resaltaba en los clubes anteriores en los que jugaba. No obstante, cuando fue elegido en este nivel, tanto mi esposo como yo entendimos que íbamos a tener que sacrificarnos más, porque él se merece todo el apoyo”.

Conexión directa con la NHL

Gracias a su llegada al Florida Alliance Norte, Fernández vivió la consagración de su juego al ser entrenado por el dos veces campeón de la Stanley Cup, Trevor Daley, quien además de su experiencia, logró unir a jóvenes de alto perfil, ubicados entre los más talentosos nacidos en los Estados Unidos durante el año 2009.

“Fue una enorme oportunidad y honor. La motivación de ser mejor cada día se ha hecho más grande poque de verdad que amo este juego”. Admitió Fernández. “Mi meta inmediata es poder crecer, mejorar con cada participación que pueda tener, cada día y cada practica representa una nueva oportunidad”.

El crecimiento es real, pues durante la 2023-24, Fernández fue el cuarto jugador más productivo gracias a 36 puntos, a través de 20 asistencias y 16 goles, incluyendo uno literalmente en el último segundo ante la filial juvenil de los St. Louis Blues, para darle al Alliance el título del prestigioso torneo nacional NAR Hockey, celebrado en las pistas de la sede de USA Hockey, en el estado de Michigan.

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Como estudiante del juego, Fernández asemeja su estilo al de estrellas consagradas en la NHL. “Me encanta ver a Connor McDavid porque siento una similitud en la manera en la que él basa su juego en la velocidad, lo cual es algo que admiro. También, me gusta mucho Connor Bedard porque subo responder a las expectativas a su alrededor”.

Y si bien Fernández sabe que hay mucho camino por recorrer, no duda ni por un segundo de sus habilidades. “Honestamente cuando veo a los porteros hoy en día en la NHL, la verdad es que los respeto mucho, pero, si tengo una oportunidad clara, estoy seguro que a cualquiera les marco un gol”.

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Una personalidad fuerte, aunado al constante deseo de superación, llevó a Fernández a ayudar al Florida Alliance a terminar como el séptimo mejor equipo de los Estados Unidos en la División Sub 14 y en cuanto a lo individual, le permitió ser elegido por USA Hockey para el Campamento Nacional de Desarrollo. “Cuando entré a ese vestidor, pensé en mi familia, en el apoyo que me han dado y en todo el esfuerzo, de verdad que fue algo muy especial para mí porque es parte de un gran trabajo”.

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Tal éxito, simboliza el carácter y empuje de una familia 100% cubana, decidida a darlo todo para seguir alcanzando metas. “Nosotros somos trabajadores dedicados, nos levantamos de madrugada y Justin sabe que a veces, los viajes y los torneos es algo que implica un gran esfuerzo. Pero la realidad es que cuando lo vemos en el hielo nos damos cuenta de que todo vale la pena, estamos muy orgullosos de ver cómo su dedicación, determinación y seriedad lo ha llevado a donde está. Puedo decir que soy su aficionada número 1”, puntualizó Larissa Cabrera, dejando clara la admiración por su hijo menor, quien nuevamente se prepara para defender al Florida Alliance en la temporada 2024-25, con un objetivo en mente. “Mejorar y ser tomado en el Draft de la USHL al final de la campaña, esa es mi meta”.