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TORONTO — Los siete miembros de la Generación del Salón de la Fama del Hockey 2024 fueron exaltados este lunes.

Estos son algunos de los momentos clave de los discursos de exaltación de Shea Weber, Pavel Datsyuk, Jeremy Roenick, Natalie Darwitz y Krissy Wendell-Pohl en la categoría de Jugadores, y David Poile y Colin Campbell en la categoría de Desarrolladores (Builders en inglés).

SHEA WEBER

Shea Weber agradeció a David Poile, Barry Trotz y los Nashville Predators "por darme la oportunidad de vivir mi sueño de infancia en una ciudad que ahora considero mi segundo hogar". Poile fue el gerente general cuando jugó con Nashville de 2005 hasta 2016. Trotz fue su entrenador durante sus primeras nueve temporadas con el club.

"Siempre estaré agradecido por las lecciones de vida, hockey y liderazgo que me compartieron", dijo Weber.

También agradeció a Geoff Molson, Marc Bergevin y los Canadiens de Montreal "por darme la oportunidad de jugar en la ciudad de hockey más apasionada que he visto". Molson era el dueño y Bergevin el gerente general cuando Montreal adquirió a Weber de Nashville el 29 de junio de 2016.

"Creo que también debería agradecer a David Poile por eso", bromeó. "Los aficionados me dieron la bienvenida después del traspaso y me hicieron sentir en casa, como si hubiera estado ahí toda mi carrera. Quiero agradecer a los grandes aficionados de Montreal por esos recuerdos, especialmente durante el camino hacia la Stanley Cup en 2021. Merci beaucoup”. — Nicholas J. Cotsonika, columnista

Shea Weber habla en la ceremonia de exaltación del Salón de la Fama del Hockey

NATALIE DARWITZ

Natalie Darwitz comenzó su discurso compartiendo cómo se enamoró del juego.

"Como niña, creciendo en Minnesota, nunca soñé con ser exaltada en el Salón de la Fama. Estaba demasiado ocupada poniéndome el equipo de hockey de mi hermano, mis patines de My Little Pony y pretendiendo que estaba en los Minnesota North Stars convirtiendo jugadas de 2 vs. 1 con Neal Broten en nuestro sótano sin terminar en Eagan, Minnesota", expresó. "No era una niña cualquiera, y de alguna manera mi mamá ya lo sabía".

Agradeció a Wendell-Pohl, quien fue su compañera de equipo en la Universidad de Minnesota y en el equipo nacional de los Estados Unidos.

"Tuve la fortuna de comenzar mi viaje con el equipo de EE. UU. junto a Krissy Wendell. Krissy es una de las mejores jugadoras que he visto. Krissy y yo no podíamos ser más diferentes fuera del hielo. Ella era muy social, yo era callada. Jugamos juntas 10 años, la mayoría como compañeras de línea, pero lo más importante, éramos buenas amigas fuera del hielo. No hay forma de que estuviera aquí esta noche sin Krissy. Así que es apropiado que estemos ingresando juntas al Salón de la Fama”. — Bill Price, vicepresidente, editor en jefe

KRISSY WENDELL-POHL

Cuando Krissy Wendell-Pohl tenía cinco años, creciendo en Brooklyn Park, Minnesota, les rogó a sus padres que la dejaran jugar hockey. Pero nunca tuvo en mente jugar en la Universidad de Minnesota, lo cual hizo entre 2002 y 2005, ni ser la capitana de Estados Unidos en los Juegos Olímpicos, como lo hizo en 2006. Esos objetivos ni siquiera existían en ese entonces, aunque eventualmente se hicieron realidad.

"Me inscribieron en el hockey sin sueños de jugar a nivel universitario o en las Olimpiadas", dijo Wendell-Pohl dirigiéndose a sus padres. "No se trataba de lo buena que podría ser o de obtener una beca universitaria porque cuando comencé a jugar, no había equipos de niñas, ni becas que obtener, ni hockey femenino en las Olimpiadas. Se trataba de dejarme jugar un juego que me daba tanta alegría y me ponía una sonrisa en la cara todos los días".

Aunque Wendell-Pohl tuvo éxito al más alto nivel, ganando una medalla de plata en las Olimpiadas de 2002 y una de bronce en las de 2006, junto con una medalla de oro y cinco de plata en los Campeonatos Mundiales de Hockey Femenino, contó que sus mejores recuerdos en el hockey fueron las personas que conoció a lo largo de su carrera. — Dave McCarthy, corresponsal independiente de NHL.com

COLIN CAMPBELL

Colin Campbell fue nombrado vicepresidente senior y director de operaciones de hockey de la NHL en 1998, tras una respetada carrera como jugador y entrenador. En total, lleva 51 años en el juego, y sigue contando los años.

En 2005, Campbell lideró un movimiento para hacer el juego más emocionante y dramático. Entre los cambios estaba que la línea roja central ya no jugaría un papel en el pase de dos líneas, y la obstrucción, como los enganches con el bastón y sujetadas, serían penalizadas más estrictamente.

"Parte de la razón por la que estoy siendo honrado con esta inducción al Salón de la Fama es por tantos jugadores, entrenadores, gerentes, dueños, oficiales y asociados de la liga, todos los que contribuyeron”, contó. “Nos reunimos docenas de veces hace 20 años y participamos en decenas de sesiones en hielo para probar las reglas”.

"Hasta el día de hoy, seguimos monitoreando el juego, enfocándonos en recompensar la habilidad y la ofensiva, asegurando que el hockey siga siendo grandioso para nuestros fanáticos, pero más importante, que sea divertido para los jugadores”. — Mike Zeisberger, escritor

DAVID POILE

David Poile dijo que era significativo unirse a su padre, el fallecido Bud Poile, quien fue exaltado al Salón de la Fama del Hockey como Desarrollador en 1990.

Habló sobre convertirse en el gerente general de los Nashville Predators como equipo de expansión en 1997, contratar a Trotz como su primer entrenador y eventualmente contratarlo como su sucesor en 2023.

"Al avanzar, recuerdo el discurso de aceptación de mi padre en el Salón de la Fama, donde advirtió que depende de las personas en el juego protegerlo, seguir manteniendo el interés del juego como prioridad, construir sobre la base establecida por aquellos que vinieron antes y siempre dejar el juego mejor de lo que lo encontramos", señaló. "Esa responsabilidad y obligación eran ciertas entonces, y siguen siendo ciertas hoy para todos los que amamos este juego." — Nicholas J. Cotsonika, columnista

PAVEL DATSYUK

Pavel Datsyuk comenzó su discurso agradeciendo a Dios y a sus padres, quienes ya fallecieron.

"Primero que nada, estoy aquí con mucha gratitud a Dios, a través de todos los altibajos, victorias y derrotas", dijo. "Creo sinceramente que cada paso de mi camino fue tomado con la ayuda de Dios".

Datsyuk, quien ganó la Stanley Cup dos veces en sus 14 temporadas con los Detroit Red Wings y jugó para Rusia a nivel internacional, agradeció a sus compañeros de equipo en Detroit, mencionando a varios jugadores, diciendo, "el hockey es un deporte de equipo y no estaría aquí sin cada uno de ustedes".

También agradeció a la familia Ilitch, propietaria de los Red Wings, la gerencia, entrenadores y los medios de comunicación en Detroit. Concluyó agradeciendo nuevamente a sus padres.

"Al estar aquí hoy, me doy cuenta de que ser exaltado en el Salón de la Fama del Hockey es un tremendo honor, un honor que ni siquiera podía soñar, pero este momento no es solo mío. Es compartido con todos ustedes”. — Bill Price, vicepresidente, editor en jefe

Pavel Datsyuk habla en la ceremonia de entronización del Salón de la Fama del Hockey 2024

JEREMY ROENICK

Los mejores años de Jeremy Roenick fueron con los Chicago Blackhawks, que lo tomaron con la selección número ocho del Draft de la NHL 1988. Dos veces anotó más de 50 goles con ellos y tres veces superó los 100 puntos.

Agradeció a todos los equipos con los que jugó: los Phoenix Coyotes, Philadelphia Flyers, los Angeles Kings. Pero prestó especial atención a los San Jose Sharks y su gerente general Doug Wilson, su antiguo compañero de habitación al comienzo de su carrera con los Blackhawks.

"Era el verano de 2007, mi carrera se frenó por completo", dijo Roenick. "A cinco goles de los 500, no llegaban llamadas el 1 de julio, ni el 1 de agosto. Tenía depresión y consumía mucho alcohol. Pero luego un ángel me llamó, Doug Wilson. Me pidió que lo viera en San Jose y volé al día siguiente. Pudo ver la desesperación en mi rostro mientras estábamos en el campo de golf y me preguntó si quería jugar para los Sharks. Le contesté, “¡claro que sí”.

Wilson estuvo de acuerdo, pero con tres condiciones: jugar por el salario mínimo de la liga, no dar entrevistas a los medios a menos que el equipo lo solicitara y nada de alcohol.

"Tiré la cerveza que tenía en la mano y de inmediato le estreché la mano. Y luego anoté mi gol número 500 tres meses después. Gracias, Doug Wilson, por ser un gran amigo, pero más importante, por ser un amigo cuando más lo necesitaba. No estaría aquí, y no me refiero solo aquí (en este podio), si no fuera por ti. Verdaderamente me salvaste la vida”. — Dave McCarthy, corresponsal independiente de NHL.com

Jeremy Roenick habla en la ceremonia de exaltación del Salón de la Fama del Hockey

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