La mayoría de los jugadores europeos quienes forman parte del roster de algún equipo de la NHL saben que su vida ha tenido que llevar a cabo una serie de cambios que van desde tener una nueva ciudad de residencia hasta dejar de tener a la mano aquella comida que ha formado parte de sus vidas por largo tiempo, además de prescindir, la mayoría de las veces, de ver a la familia con regularidad.
El caso de John-Jason Peterka no es aislado, pues el joven delantero alemán de 22 años lleva desde 2021 en Estados Unidos como integrante de los Buffalo Sabres, pero este fin de semana tendrá una oportunidad como pocas en la vida: podrá jugar con el equipo de la NHL del que forma parte ante su familia, sus amigos, sus paisanos, en su ciudad natal, Múnich.
Todo eso sucederá este viernes cuando se lleve a el Global Series Challenge en el que los Sabres se enfrentan al Red Bull Munchen en el SAP Garden.
“Quería estar aquí lo más rápido posible”, le dijo Peterka a NHL.com después de que los Sabres practicaran en el SAP Garden unas horas después de aterrizar este miércoles. “Estoy muy feliz de haber empezado. Estuve aquí hasta creo que el 10 de septiembre, fui a Buffalo por dos semanas y sabía que iba a llegar. Solo por el campamento en Buffalo estaba muy emocionado de subirme a un avión y volver aquí”.
Peterka regresa a la sureña ciudad alemana famosa, entre otras cosas, por celebrar el Oktoberfest, cada receso de temporada. Su casa está a 10 minutos en carro desde el SAP Garden y la casa de sus padres está a 40 minutos del recinto en el que este sábado habrá de jugar ante el equipo del cual era un recalcitrante aficionado cuando era niño, el Red Bull Munchen, con el que se volvió profesional en 2019 y con el que jugó hasta 2021.