La entrenadora y cofundadora del programa Power Project reconoce que tampoco se imaginó que acumularía, prácticamente, 20 años jugando al hockey sobre hielo organizado, incluso en ligas donde tendría que enfrentarse contra equipos varoniles.
Y como si fuera una historia sacada de un guion de Hollywood, Estela no solo encontró el amor por este deporte en la pista, sino que literalmente encontró el amor en su vida personal, al haber conocido a su esposo, Robert, enfrentándolo en uno de esos partidos mixtos en Toyota Sports Performance Center, la sede de práctica de los LA Kings.
Esta es una historia de motivación y esfuerzo, para alguien quien con nula experiencia sobre el patinaje a los 18 anos, decidió hacer del hockey su mejor aliado, buscando al mismo tiempo un bien para su comunidad.
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"El hockey cambió mi vida, conocí a mi esposo y a muchos amigos jugando", mencionó Rivas-Bryant. "Quiero encontrar maneras de compartir mi amor por este deporte".
Los inicios en el rancho
Estela Rivas-Bryant creció en Moreno Valley (a unos 100 kilómetros del centro de Los Ángeles), después de que sus padres, originarios de los estados mexicanos de Jalisco y Zacatecas, buscaran una vida mejor al norte de la frontera.
Al venir de una familia humilde, en su casa no sobraba el dinero para comprar equipamiento deportivo, así que lo único que practicó durante sus días de preparatoria fue el atletismo a campo traviesa, para el cual podía usar los mismos zapatos para sus tareas en el rancho.
En su casa, los deportes nunca fueron una prioridad, sin embargo el gusto por el hockey comenzó al ver al legendario Wayne Gretzky haciendo de las suyas como capitán de los LA Kings por la televisión. Fue ahí donde se originó el deseo de comenzar una nueva actividad, pero siempre buscando destacar en ella.